sábado, 18 de octubre de 2014

Los Epígonos de Rembrandt (II): Ferdinand Bol y Govert Flinck - GALERÍA: F. Bol y G. Flinck






Brilla el genio como la nieve en la cumbre:
por debajo, la montaña levanta su mole de ingente masa de olvidados;
sin éstos no habría cumbre, ni la nieve podría brillar en cima alguna.
La cima forma parte de la descripción de una montaña,
lo mismo que la forman sus crestas, laderas y despeñaderos. 
Reconocemos la montaña por su perfil, la identificamos por su cumbre,
y en ese reconocimiento va implícito el de la masa que la constituye
con todos sus accidentes y peculiaridades.
De las cosas de este mundo. Héctor Amado


Elogio del genio y de los olvidados

.....La fama, la celebridad, el prestigio, la gloria,... Pocos son los que logran conseguirlos en la vida (aun algunos lo logran en esa otra parte de la vida que tiene lugar tras la muerte...). La inmensa mayoría de los seres humanos no dejan ninguna huella, salvo la diluida (más diluida con cada generación) en una sangre que, como el río de Heráclito, nunca es idéntica a sí misma y fluye por los sucesivos cauces de la existencia sin jamás detenerse. Bien por méritos propios, bien por formar parte de un acontecimiento singular o determinante para la historia de una comunidad o sociedad o cultura (es decir, por encontrarse en el momento adecuado en el lugar oportuno), algunos pocos seres de cada generación logran pervivir en los anales. Unos se erigen en representantes del genio humano, capaces de, cual admirados demiurgos, forjar parte de esa celebridad en obras salidas de sus manos; mientras otros, los verdaderos protagonistas, aportan el tema, el motivo y la oportunidad para que aquéllos manifiesten su genio.
..... De entre todas las facetas que en el ser humano son susceptibles de servir de soporte para albergar esa huella imperecedera, quizás sea el Arte la más sublime, y, al tiempo, la menos sospechosa de manipulación. Ya se sabe que la historia se suele contar a discreción de quien, victorioso, detenta la supremacía, y dispone del poder, por tanto, para dictar aquello que ha de ser merecedor de ocupar un lugar en la memoria (y de ocuparlo con un determinado sesgo). Así la Historia no deja de ser un relato tendencioso y parcial, generalmente influido por las facciones socio-políticas más exitosas, por las culturas hegemónicas y por los ejércitos más poderosos. Sólo el Arte da, a través del tiempo, la más justa medida al mérito o el valor de las acciones humanas, pues es su sometimiento, no al poder temporal o a la hegemonía circunstancial, sino al gusto y la apreciación de generaciones, culturas y sociedades diversas, en el tiempo y el espacio, lo que coloca a cada cual en su sitio. Y no es extraño que la Historia nos hable del fracaso en vida, o en época, de un  determinado artista o movimiento, para después recuperar un valor que siempre tuvo pero que por razones interesadas se le fue negado. Por lo mismo, artistas en su momento sobrevalorados, henchidos de prestigio como globos de feria, han acabado desinflados, justamente postergados, inevitablemente ubicados en el mediocre lugar que les corresponde.

.....Tras este pequeño preámbulo, necesario para demarcar o deslindar el terreno o escenario del siguiente texto, me propongo reflexionar sobre los olvidados que, al hilo y en el contexto de la expresión que da título a esta serie de dos posts —Los Epígonos de Rembrandt—, se encuentran a un lado y a otro del soporte que contendrá la obra de arte, y que serán despiadadamente tragados por el implacable olvido a que condena la Historia de la Historia y la Historia del Arte (es decir: la memoria práctica y estética de los hombres) cuando se hace justicia o, simplemente, cuando los méritos para la fama, objetivamente endebles, no resisten el paso del tiempo.
.....Porque me refiero a los artistas (a aquellos que un día lo fueron y concitaron el favor de sus contemporáneos, o quizás sólo el de sus convecinos), pero también a quienes posaron ante ellos, fuesen personajes eminentes o desconocidos modelos. Gentes que mientras vivieron fueron la sustancia significativa del mundo, los protagonistas de la pequeña —o gran— historia.
[Excurso: en realidad, la inmensa mayoría de los individuos pasamos por la vida sin dejar huella alguna en ella; tampoco creo que el dejar huella sea una necesidad consciente de carácter perentorio, pero sí lo es, en algún sentido, inconsciente, nada más sea por medio de una descendencia que creemos portará nuestro testigo. Nada de esto está comprobado, y el ser humano a menudo es víctima del engaño a que lo somete su propia inteligencia. Creemos que algo de nosotros pervive en el nuevo ser engendrado, pero en realidad, ese nuevo ser no es más que un ser nuevo, un eslabón más de una cadena interconectada a otra cadena, y a otra, y a otra, en una red cuasi infinita de concatenaciones. La sangre —en el sentido figurado, pues en el material huelga realizar cualquier reflexión—, en todo caso, no es más que el vehículo en el que instalamos nuestra esperanza de pervivencia, y con ella nuestros valores, nuestra representatividad: el sentido de una manera de estar en el mundo. Lo único cierto es que todos llevamos la sangre de una única familia, la que pertenece a la especie de lo vital: la que un día, como la gallina, surgió del huevo que iniciaría una consecución imparable de reacciones en cadena que conforma eso que llamamos Vida. A esa familia pertenecemos, todos; y que sepamos es una familia inextinguible —por el momento].

.....El señor Rembrandt van Rijn murió en la miseria, física y profesional, sus epígonos, en cambio, gozaron (incluso en vida de aquél) del éxito en ambas parcelas (bien está que Govert Flinck muriera prematuramente). Probablemente sus contemporáneos, salvo los críticos más lúcidos y los espíritus más insobornables, no hubieran apostado por su fama imperecedera —y eso porque el ser humano perdona menos al hombre de lo que es capaz de justificar al artista (aunque confluyan ambos en la misma persona). Mas lo cierto es que Rembrandt no sólo ha soportado el paso del tiempo, sino que el tiempo a ejercido de abono en su continuado e incesante florecimiento; al contrario que sus epígonos, que no han pervivido sino como más o menos centros de flores secas, como meros floreros decorativos en vitrinas de museos que pocos visitan.
.....¿Cuál es el valor comparativo de un genio como Rembrandt, respecto de sus seguidores? ¿Cuál el valor intrínseco de su talento, de su figura, en fin, de su humanidad —en el sentido más estricto de la palabra
.....A lo que me parece, el genio es una manifestación caótica de la recombinación genética, una especie de azar ordenado —a la manera fractal—, que desde la perspectiva humana es impredecible e ilógico. Y me estoy refiriendo al genio auténticamente creativo, al genuina y originalmente creador, no al detentador de una más común destreza o habilidad para desarrollar un talento que, con ser superlativo, no es capaz de cruzar la frontera de lo convencional. Rembrandt sería este genio genuino; sus epígonos, más o menos talentosos especímenes cuya genialidad se remitía a lo adquirido, de naturaleza, pues, postiza. Y bien está que así sea, cuando no se pretende otra cosa (cuando el impostor no pretende hacerse pasar por original), porque en ello radica su originalidad: en no ser original, pero sí habilidoso. En ello, también, radica el equívoco en que incurre el necio capaz de confundir valor y precio. Incapaz de distinguir lo original de lo que copia o imita, el necio lo etiquetará —para distinguirlo— con un precio, y aquello que en determinadas condiciones, bajo concretas circunstancias, es tasado con un precio mayor, eso es lo que el necio considerará dotado de mayor valor.

.....¿El genio genuino es por lo tanto refractario al reconocimiento del necio? La historia así lo demuestra de forma contumaz (aunque no como para constituirse en axioma; la fórmula, para ser veraz, debería disponer de un factor corrector, de una variable o constante; es decir, que, en este caso, siempre puede haber una variable o constante proporción de necios capaces de reconocer el genio genuino, aunque sus intereses se antepongan a este reconocimiento). Cuando los intereses —sea cual sea su naturaleza— ya no inciden en la valoración del genio y su obra, ésta se revela en toda su genial desnudez, ocupando por derecho propio el lugar que le corresponde.
.....¿Qué sucede, mientras tanto, con los olvidados, aquellos que crecieron —y fueron valorados por los interesados necios que el mundo son— a la sombra del genio y que fueron confundidos con él gracias a su extremada habilidad, pero que el tiempo se encargó de arrumbar en un rincón de la Historia —del Arte? Los olvidados, en la mayoría de las ocasiones, son inocentes de su equívoca valoración. Honestos con su limitada capacidad, honrados con su talentosa habilidad, sacaron provecho de las circunstancias (que los necios propiciaron) realizando una obra veraz (aunque no genial), sincera, y en muchos casos estimable.
.....Reivindico desde aquí a estos olvidados que no dejan de expresar, desde su limitación pero, también, desde su talento, los chispazos de genialidad que en todo ser humano por el mero hecho de serlo aparecen de continuo. Vale que esa genialidad no sea más que reflejo de la genialidad genuina, pero es un factor tan necesario como la propia existencia de la genialidad como tal. Esta necesidad ha sido la que ha propiciado, por otra parte, algo tan controvertido como la denominada democratización del arte. Pero esto es cuestión de un ensayo más profundo que no creo corresponda a esta ocasión.

.....Los olvidados del otro lado, los que sirven de motivo o modelo, poseen el valor de la ocasión propiciada, de la oportunidad ofrecida, para que el arte se fijara en ellos, o por medio de ellos pudiera manifestarse. Admiramos en un cuadro, una escultura, un poema o relato, los geniales trazos, la sabia composición, la habilidad, en suma, del artista para realizar la obra de arte; pero ésta no existiría —no, al menos, así como la conocemos— si no hubiese sido por su intercesión: su apoyo, su vanidad, su patrocinio, su inspiración. Los olvidados, que lo son menos cuando se convierten en protagonistas de obras de arte, tienen el justo valor de la circunstancia ambiental que favorece el hecho genial; sin ella éste, quizás, no se hubiese producido.
.....Formar parte de la obra de arte es una manera de pervivir. Aunque se olvide a quién representa esa obra, aunque sea la obra la que perviva, y, por la obra, la genialidad de su autor. Formar parte del acto creador es una manera de permanecer en constante recreación  (por parte de cada observador plantado ante la obra creada por medio de un tal acto). Porque la obra de arte (el Arte, en general), en resumidas cuentas, lo que busca es servir al ser humano de vía de escape —y punto de encuentro— mediante la cual escapar al horror de una existencia condenada a la necesidad y... al olvido.

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.....Ferdinand Bol y Govert Flinck gozaron en vida incluso de mayor reconocimiento que su mentor, Rembrandt (tras la debacle de 1642). Aquí se ofrece una panorámica —bastante exhaustiva— de su obra. En ambos es palpable la influencia del maestro, pero también son palpables las diferencias con respecto a él. Diferencias de concepción, de originalidad creativa, de materialización. Ambos, lo mismo que Dou —pero menos que él—, poseen un gran talento, son minuciosos, precisos, dignos epígonos de su maestro; pero no son su maestro. Tampoco lo pretendieron. Hay en sus obras honestidad; no tratan de forzar el trampantojo, por más que los necios sean incapaces de distinguir dónde se halle la genialidad de uno y la habilidad talentosa de los otros. Se limitan a ser decorosamente diestros con los pinceles, agradables a la vista del común, competentes. No hay destellos de genialidad en sus cuadros, pero sí sus reflejos. Y eso eso lo que nos cautiva. La suficiencia para recrear escenas históricas, mitológicas o bíblicas, la facilidad y solvencia para el retrato, su calidad como continuadores de una forma de expresar pictóricamente el mundo.
.....Muchos son los injustamente olvidados, es inevitable. Pero bueno es rescatarlos del olvido, no más sea por referencia (y en relación) al genio. Es lo que he tratado de hacer desde aquí. Y por el mero hecho de tratarlo, ya conseguido. Mi dedo apunta hacia un objetivo que se presenta, este es:

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GALERÍA
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Ferdinand Bol
1616-1680

SELECCIÓN

MITHOLOGY

Venus and Adonis, 1630

Venus and Adonis, 1657
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Venus and Adonis, 1657 (true color, Rijksmuseum)
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Venus and Adonis, 1661
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Aegina waiting for Zeus
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Bacchus and Ariadne
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Venus and Sleeping Mars, 
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Venus Presenting Aeneas with the Armor for Vulcano's Smithy
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Vertumnus and Pomona, 1644
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The Crowning of Mirtillo, 1650
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 The Crowning of Mirtillo, 1650
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HISTORY
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Las conversaiones de Paz entre Claudio Civilis y Cerealis, 1660-1670
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Las conversaciones de Paz entre Claudio Civilis y Cerealis, 1660-1670
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Eneas en la Corte de Latinus, 1661-1663
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Eneas en la Corte de Latinus, 1661-1663
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El Cónsul Tito Manlio Torcuato ordena decapitar a su Hijo, 1661-1663
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El Cónsul Tito Manlio Torcuato ordena decapitar a su Hijo, 1661-1663
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Fabritius y Pirro, 1656
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King Pyrrhus, 1656
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BIBLICAL
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Abraham Receiving the Three Angels, Ferdinand, 160-1663
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Hagar meeting the Angel in the Desert, 1650
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Elijah fed by an Angel, 1660-1663
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Moisés baja del Monte Sinaí con Los Diez Mandamientos, 1662
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Jacob's Dream
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The Rest on the Flight into Egypt
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The Liberation of Saint Peter
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The King David dying charge to Solomon, 1643
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Esther and Mardochai, 1650
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Judah and Thamar (Boston)
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Judah and Thamar (Pushkin)
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PORTRAITS
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Self-Portrait, 1646
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Self-Portrait, 1648
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Portrait of a Man holdin a White Plume, 1648
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Otto van der Waeyen in a Polish Costume, 1656
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Two Children feeding a Goat, 1654
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Enfants Nobles (de la Famille Trip?) dans un Char Tirée par des Chèvres, 1654
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Portrait of a Scholar, 1659
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Portrait of a Man from the Noirot Family
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Portrait of a Young Man
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Elisabeth Jacobsdr Bas, 164045
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Portrait of a Lady, 1652
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Woman at Her Dressing Table, 1643-1647
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Woman playing a Lute
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Woman at a Window
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Portrait of a Young Woman
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Portrait of a Young Woman
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Portrait of a Woman
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Portrait of a Woman
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Historiated Portrait of an 81 Years Old Woman, 1651
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Couple in a Fantasy Costume
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Couple à la Balaustrade d'un Perron (Ferdinand Bol et sa Femme, Lisbeth Dell), 1654
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A Lady with a Fan, 1645-50
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Portrait of a Woman, 1642
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Petronella Elias with a Basquet of Fruits, 1657
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Portrait of a Scholar, 1650
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Warrior
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Ferdinand Bol - Roelof MeulenaerFerdinand Bol - Maria Rey, wife of Roelof Meulenaer
Roelof Meulenaer and His Wife Maria Rey, 1650
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Portrait of Maria Rey, Wife of Roelof Meulenaer, 1650 (true colors, Rijksmuseum)
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Roelof Meulenaer, Amsterdam Mercantile Courier or Postmaster, 1650  (true colors, Rijksmuseum)
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Family Slicher as Venus, Paris and Amor, 1656
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Portrait of a Man
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Portrait of Sir John Hebdom, 1659
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Portrait of a Matemathician, 1658
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Portrait of a Man, 1663
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Margarita Trip as Minerva, Instructing her Sister Anna Maria Trip, 1663
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Margarita Trip as Minerva, Instructing her Sister Anna Maria Trip, 1663 (true color, Rijksmuseum)
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Portrait of Johanna de Geer wiht Her Two Children, Cecilia and Laurens Trip, as Caritas, 1664
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Portrait of a Sea Captain, probably Vice-Admiral Aert van Nes
(formerly entitled Portrait of Johan Cornelis van der Hoop), Ferdinand Bol, 1667
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Portrait of the Three Regentesses of the Leprozenhuis, Amsterdam, c 1668
Michiel de Ruyter as Lieutenant-Admiral, 1667
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Portrait of Engel de Ruyter, 1668
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A Young Man with a Sword
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Portrait of a Man, 1670
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GROUP PORTRAITS

Officieren van de schutterij o.l.v. kolonel Govert Suijs, 1653
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The Six Regents and the Beadle of the Nieuwe Zijds Institute for Outdoor Relief of the Poor, 1657
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Governors of the Wine Merchant's Guild of Amsterdam, 1663
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Dead Game, 1646
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GALERÍA


Govert Flinck
1615-1660

SELECCIÓN

Isaac Blessing Jacob, 1638
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Isaac Blessing Jacob, 1638
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Isaac blesses Jacob (Utrecht)Isaac blesses Jacob, 1634
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The Expulsion Of Hagar
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Bathsheba with King David' Letter, 
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Bathsheba's Appeal, 1651
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Angels Announcing the Birth of Christ to the Shepherds, 1639
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Golgotha, 1649
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The Incorruptible Consul Marcus Curius Dentatus, 1656
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The Incorruptible Consul Marcus Curius Dentatus, 1656
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Venus and Adonis, 1640-50
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Rembrandt als herder met staf en fluit, 1636
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Mercurius, Argus and Io, 1635-45
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Allegory on the Memory of Frederick Henry, Prince of Orange,
with the Portrait of His Widow Amalia of Solms-Braunfels
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PORTRAITS GROUP

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The Company of Captain Albert Bas and Lieutenant Lucas Conijn, 1645
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The Company of Captain Albert Bas and Lieutenant Lucas Conijn, 1645
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The Company of Captain Albert Bas and Lieutenant Lucas Conijn, 1645 (detail)
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Schutters van de compagnie van kapitein Joan Huydecoper, 1659-1661
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Schutters van de compagnie van kapitein Joan Huydecoper, 1659-1661 (detail)
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Schutters van de compagnie van kapitein Joan Huydecoper, 1659-1661 (detail)
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De overlieden van de Kloveniersdoelen, 1646
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Four Governors of the Arquebusiers Civic Guard, Amsterdam, 1642
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PORTRAITS SINGLES

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Bearded Man with a Velvet Cap, 1645
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An_old_man_at_a_casement
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An_old_man_at_a_casement
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Alter Man
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Young Woman as a Sepherdess (Saskia as Flora?)
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Portret van een man, bekend als Gozen Centen, 1639-40
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Portret van een man, vermoedelijk Augustijn Wtenbogaert, 1643
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Portrait of Gerard Pietersz Hulft, First Councilor and Governor-General 
of the Dutch East India Company, 1654
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Portrait of a Man, 1630-40
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Tronie of an old man, possibly a jewish scholar
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Portret van Joseph Coymans
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A Regent of Amsterdam, 1636-40
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An oriental Man
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Man in Oriental Dress, 1635 (workshop of Rembrandt. Govert Flinck?)
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Portrait of a Old Oriental Man
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Man in Golden Hemet, 1657
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Portrait of a boy, 1640
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Portrait of a Gentleman, 1650-1660
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Self-Portrait at age 24
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Portrait of a man, possibly Johan de Mauregnault, 1654
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Portrait of a woman, possibly Petronella van Panhuys, 1654
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Portrait of Dorothea Berck of Alblasserdam, Wife of Joseph Coymans
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Portrait of Margaretha Tulp,  1655
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Portrait of a Woman, 1659
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Young Woman with Feather Hat
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A Tronie of a Young Woman
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A Tronie of a Young Woman
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Portrait of a Young Woman
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A Girl as a Flora
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Little Girl with a puppy in her Arms
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A Child Holding a Dog, 1640-42
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Meisje bij een kinderstoel, 1640
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A Young Archer, 1639-40
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